Coriún Aharonián (Montevideo, 1940-2017)

 

C.A. en 2013. Foto: F. Sallés. Archivo del CDM.

 

Coriún Aharonián fue el fundador en 2009 del Centro Nacional de Documentación Musical Lauro Ayestarán, CDM, y fue su director, honorario, hasta su fallecimiento el domingo 8 de octubre. El necesario repaso de datos curriculares que va apareciendo en los medios de difusión contabiliza una impresionante lista de instituciones y eventos que lo tuvieron como cofundador y principal promotor, honorario. Su militancia político cultural (como él proponía entender la actividad “honoraria”) ya aparece en 1966 con la fundación del Núcleo Música Nueva, NMN, que hasta la actualidad continúa realizando temporadas de conciertos gratuitos con obras contemporáneas. [1] En 1971 es cofundador del sello discográfico Ayuí/Tacuabé [2] y uno de los promotores del primer Curso Latinoamericano de Música Contemporánea, Clamc (Cerro del Toro, Piriápolis, Maldonado). Posteriormente los Clamc continuarían su actividad anual dentro del marco de resistencia a la dictadura llegando a realizarse quince cursos en diferentes países del continente. Los organizadores trabajaban todo el año en la organización y le dedicaban en forma militante sus vacaciones al evento. Con el CDM impulsó la realización de cuatro Coloquios con invitados internacionales, exposiciones y ediciones de libros, discos y videos documentales.

Su ridiculum, como lo llamaba, decía que era compositor, musicólogo y docente. Sentía orgullo de quienes habían sido sus maestros, los uruguayos Héctor Tosar y Lauro Ayestarán, y el italiano Luigi Nono. Fue huésped del programa de artistas en residencia de Berlín y compositor invitado en varias ciudades europeas. Sus composiciones fueron programadas en importantes festivales (como el de Donaueschingen, Alemania) y ejecutadas por músicos de prestigio en más de treinta países. Compuso música para teatro, y realizó arreglos en discos de música popular de Daniel Viglietti y Los Olimareños, entre otros. Fue docente de composición (de música culta y de música popular) en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, España, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Dictó seminarios, talleres y conferencias en centros universitarios de una veintena de países de América, Europa y Asia. Fue profesor visitante en las Universidades Nacionales de Buenos Aires y de Santa Fe, Argentina, y en la Universidad de Los Andes, Bogotá, así como en los cursos de posgrado del Conservatório Brasileiro de Música, Río de Janeiro. Participó como invitado especial en varios congresos internacionales de musicología y de estudios sobre cultura, así como de temática pedagógica. En Uruguay fue director de coros desde su adolescencia, docente en el Instituto de Profesores del Uruguay, jefe de cátedra en el área de musicología de la Universidad de la República, y profesor particular de algunos de los más importantes músicos populares y cultos del país. Fue autor de libros, ensayos y artículos sobre temas de música y de cultura en general publicados en una decena de idiomas y en numerosos países. [3] Fue miembro del comité ejecutivo de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular, e integrante por dos períodos del consejo presidencial de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea. Junto a su compañera, Graciela Paraskevaídis, fue creando uno de los archivos sonoros y bibliográficos más ricos y completos del continente, que ponían al servicio de todo interesado, siempre que tuviera nobles fines. [4]

 

C.A. junto a Lauro Ayestarán durante una sesión de grabaciones en el conventilo de la calle Gaboto 1665, el 21 de mayo de 1966. Escuchando la grabación, próximo al parlante, Leopoldo Pintos. Foto: Enrique Pérez Fernández. Archivo del CDM.

 

Durante más de cinco décadas fue uno de los generadores de ideas más originales y provocativos que ha dado nuestro país, “gallo de riña” frente a cualquier tipo de burocracia institucional, de pereza crítica o acomodos con el poder. En las instituciones donde trabajó siempre era un “elefante en un bazar” para las formalidades y acartonamientos conceptuales. Sus escritos (realizados con humor, pasión, y hasta con furia) van más allá de la música, estableciendo un riguroso marco teórico para una visión global de la producción cultural en los países dependientes. Sin dudas es la misma persona que tituló a una de sus tempranas obras de carácter electroacústico “Homenaje a la flecha clavada en el pecho de Don Juan Díaz de Solís”.

En febrero había fallecido su compañera Graciela Paraskevaídis (1940-2017). [5] Nacieron y murieron en el mismo año. Eran Coriún y Graciela, Graciela y Coriún. Fallecieron en el centenario del nacimiento de su admirada Violeta Parra, en el cincuentenario del asesinato de su admirado Che.

 

C.A. y Graciela Paraskevaídis. Foto: Nairí Aharonián Paraskevaídis.

 

En el velatorio, como dice el poema de su amiga Idea Vilariño, parecía que de todas partes venían sus amigos a despedirlo. Parientes, músicos, actores, plásticos, docentes, autoridades. Se contaban las historias de sus cariñosos y apretadísimos abrazos, de sus dolorosos e implacables tirones de oreja a los que cumplían años, de las guayaberas que vestía en los eventos en que se había solicitado “vestimenta formal”, de su sonrisa pícara, de su peculiar y divertida forma de bailar, de la facilidad con que se emocionaba hasta las lágrimas. Era inclaudicable con la ética en su visión de la vida. Amaba a su país. En 2010 había sido declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo. Al final de su ridiculum escribía: “Insiste en residir en su país natal”.

 

Comisión honoraria y equipo de trabajo del Centro Nacional de Documentación Musical Lauro Ayestarán

 

 

[1] www.facebook.com/nucleomusicanueva
[2] www.tacuabe.com
[3] Libros: «Tosar, compositor uruguayo» (Trilce, 1991); «Conversaciones sobre música, cultura e identidad» (Ombú, 1992, y Tacuabé, 2001); «Introducción a la música» (Tacuabé, 2002); «Educación, arte, música» (Tacuabé, 2004); «Músicas populares del Uruguay» (EUM, 2007, y Tacuabé, 2010); «Hacer música en América Latina» (Tacuabé, 2012). Discos con sus obras: «Gran tiempo» (Tacuabé, 1995), «Los cadadías» (Tacuabé, 2001).
[4] En febrero de 2020 se anunció la inscripción de la Fundación Archivo Aharonián-Paraskevaídis ante las autoridades competentes del Uruguay. Presidida por su hija, Nairí Aharonián Paraskevaídis, la Fundación busca asegurar la permanencia y la conservación del archivo.
[5] Graciela Paraskevaídis nació en Buenos Aires, Argentina, donde cursó estudios de piano y composición en el Conservatorio Nacional. Era compositora, musicóloga y pedagoga. Fue catedrática de la Udelar y desarrolló una extensa actividad docente en forma particular y en seminarios y cursos de temporada en distintos países. Fue integrante del equipo de organización de los Clamc, del NMN y de la Sociedad Uruguaya de Música Contemporánea. Es autora de los libros «La obra sinfónica de Eduardo Fabini» (Trilce/Tacuabé, Montevideo, 1992) y «Luis Campodónico, compositor» (Tacuabé, Montevideo, 1999) así como de numerosos ensayos y artículos sobre música latinoamericana contemporánea. Con Tacuabé editó obras de su autoría en los discos «Magma» (1996), «libres en el sonido» (2003) y «contra la olvidación» (2012). Era co-editora responsable del sitio www.latinoamerica-musica.net. Cuando falleció se había estrenado «libres en el sonido», película documental de Ricardo Casas que recorre su vida y obra.